miércoles, 14 de diciembre de 2011

Vocación de Abraham Pag. 3

El hombre que sale de su propia voluntad y de sus deleites y placeres, ese sale de su tierra y hallará a Dios. El nos ha llamado a la Gracia y con la fe de Abraham y a través del camino de perfección que nos llevará hacia la Nueva Jerusalén iremos creciendo más y más en el Amor.

            En su comentario al Génesis del célebre Beda, el Venerable (siglo Vlll), testimonio de la antigua espiritualidad anglosajona, alimentado con las obras de Basilio, Ambrosio y Agustín, Beda aplicaba a todos los cristianos el triple alejamiento de Abraham en los siguientes términos: “En aquel salir, por orden de Dios de la tierra, de la parentela y de la casa de su padre, es claro que deben imitarle todos los hijos de la promesa, entre los que también estamos nosotros. Salimos de nuestra “tierra” cuando renunciamos a los placeres de la carne. Salimos de nuestra “patria” cuando, en la medida en que es posible a los hombres, nos esforzamos por desvestirnos de todos los vicios con que hemos nacido; de la “casa de nuestro padre” cuando, por amor a la vida celeste, queremos dejar al mundo mismo, con su jefe, que es el diablo, pero, por la gracia de la regeneración, cuantos pertenecemos al linaje de Abraham, hemos sido hechos hijos de Dios, porque nuestro Padre, que está en el cielo nos dice a nosotros, es decir, a su Iglesia: “Escucha, hija, apresta tu oído y olvida tu pueblo y la casa de tu padre” (Sal. 45, 11).

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