lunes, 2 de enero de 2012

CAPÍTULO III. Melquisedec Pag. 11


Melquísedec es como la personificación de la religión cósmica, es decir, de la primera religión de la humanidad, la que corresponde a la revelación primitiva y a la alianza hecha por Dios con Noé, después del diluvio. La religión cósmica continúa siendo, para nosotros y para todos los hombres, la representación de lo sagrado en su forma elemental: es la oscura intuición de la presencia divina en la inmensidad de los desiertos, en el chispazo del genio, en la pureza de un verdadero amor. Esta religión cósmica es universal, común a todos los hombres. Y en esto es superior a la alianza que se inicia con Abraham, porque esta última va a ser, de momento, hasta la llegada de Cristo, una alianza particular con un pueblo, el pueblo de Israel, que Dios hará surgir de las entrañas de Abraham.

            Al bendecir Melquisedec a Abraham está reconociendo que Dios, para realizar su obra de salvación, elige ahora a este hombre, Abraham, y que todo lo bueno que existe en la religión cósmica, de la que él es representante como sacerdote del Dios Altísimo, pasa a Abraham, continua en la obra que Dios va a realizar con Abraham y su descendencia. Y al mismo tiempo Abraham, al pagarle el diezmo de todos sus bienes y al aceptar ser bendecido por Melquisedec, está reconociendo la verdad y la bondad fundamentales de la religión cósmica, está, en cierto modo, reconociendo que la obra que Dios va a realizar con él no va a ser otra cosa que el cumplimiento, ciertamente sorprendente e inesperado ---gratuito--- de la intencionalidad esencial de la religión cósmica. La Iglesia es continuadora de “aquella religión que existió siempre entre los antiguos y que, con la venida de Cristo, comenzó a llamarse cristiana” (San Agustín).

            El gesto de Melquisedec, que ofrece pan y vino es un gesto profético que anuncia la Eucaristía. Melquisedec bendice a Abraham ofreciendo al Dios Altísimo pan y vino: es como preludio de que el sacrificio con el que la humanidad va a ser rescatada y por el que se va a dar a Dios la justa gloria que El merece, y va a descender la bendición de Dios sobre los hombres, va a ser ofrecido mediante el pan y el vino. Antes de que lleguen los sacrificios levíticos, realizados con la efusión de la sangre de toros, corderos, cabritos, palomas, etc. Ya se preanuncia que el verdadero y definitivo sacrificio---el de Cristo en la cruz---se perpetuará a lo largo de la historia en la Eucaristía.

            Melquisedec es el sacerdote de la primera religión de la humanidad, que no se limita a Israel, sino que incluye  a todos los pueblos. No ofrece el sacrificio en el templo de Jerusalén, porque el mundo entero es el templo desde el que asciende el incienso de la plegaria...

            Melquisedec es rey y sacerdote que recoge en sí, las dos unciones que luego se dividirán entre David y Aarón y solo volverán a unirse en Jesús.

            Son manos sacerdotales las que ofrecen pan y vino, y acto seguido el gesto estará acompañado por la bendición. En el canon eucarístico romano la Iglesia ora así:<<Dirige tu mirada serena y bondadosa sobre esta ofrenda; acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario