jueves, 15 de diciembre de 2011

Vocación de Abraham Pag. 4

TOMO ABRAHAM A SARAY, SU MUJER, Y A LOT, HIJO DE SU HERMANO, CON TODA LA HACIENDA QUE HABIA LOGRADO Y EL PERSONAL QUE HABIAN ADQUIRIDO EN JARÁN, Y SALIERON PARA DIRIGIRSE A CANAÁM.
            LLEGARON A CANAÁM Y ABRAM ATRAVESO EL PAÍS HASTA EL LUGAR SAGRADO DE SIQUÉN; HASTA LA ENCINA DE MORÉ. POR ENTONCES ESTABAN LOS CANANEOS EN EL PAÍS. YAHVEH SE APARECIÓ A ABRAM Y LE DIJO: <<A TU DESCENDENCIA HE DE DAR ESTA TIERRA>>. ENTONCES, ÉL EDIFICÓ ALLÍ UN ALTAR A YAHVEH QUE SE LE HABIA APARECIDO. DE ALLÍ PASÓ A LA MONTAÑA, AL ORIENTE DE BETEL, Y DESPLEGÓ SU TIENDA, ENTRE BETEL AL OCCIDENTE Y AY, AL ORIENTE. ALLÍ EDIFICÓ UN ALTAR A YAHVEH E INVOCÓ SU NOMBRE. LUEGO ABRAM
FUE DESPLAZÁNDOSE  POR ACAMPADAS HACIA EL NEGUEB. (GEN 12, 5-9)


Por su obediencia, por su fe en el Dios de la Revelación, Abraham sale de su tierra, comienza una vida errante, nómada, habitará en tiendas de campaña, por el resto de sus días.
Supondrá, también, un profundo cambio religioso: Abraham pasará de creer en un Dios del que se puede, en algún modo disponer, porque se conocen sus designios por la observación de los astros, a creer en un Dios del que no se puede disponer, sino al contrario, es El quien dispone de nosotros, llevándonos por caminos que no podemos adivinar de antemano.

            Salió pues, pero sin saber adonde. Era un caminar esperando y un esperar caminando hacia donde le sería dado el reposo !Esta es la verdadera peregrinación! El caminar de Abraham, es camino surgido de una llamada, alimentado por la fe, sostenido por la bendición.

            Por la gracia de Dios, salimos de la tierra de los caldeos junto con Abraham. Salimos de Caldea y entramos en la tierra de promisión, es decir, en la tierra que les estaba prometida; para nosotros figura del cielo. Y por todas partes encontró adversarios, pues los enemigos, los siete pueblos descendientes de Cam, la ocupaban. Llega el Señor, le muestra la tierra entera y le dice: “Te daré a ti y a tu descendencia toda la tierra” (v. 7). Fue a él a quien hizo la promesa y en nosotros la va a cumplir.

Adoró Abraham a Yahvéh y pasó a la montaña, a crecer en espiritualidad; se estableció entre Betel, “Casa de Dios”, al occidente y Ay, “abismo” (Tentación), al oriente, y fue desplazándose por acampadas hacia el Negueb, abanzando poco a poco en santidad, hacia la  “lámpara”, la luz de Dios.
            Dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y caminaré entre ellos, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor, No toquéis cosa impura, y yo os acogeré. Yo seré para vosotros un padre, y vosotros seréis para mi hijos e hijas, dice el Señor (2ª Cor 6, 16-18).
            Nuestro caminar es tener en nuestra fe, Vida, esto es, caridad y amor de Dios y del prójimo.

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